miércoles, 27 de agosto de 2008

cuando empezó la tormenta de santa rosa yo había sido recién desparramada en un balcón con la finalidad clavada de transcribir poesías.

hablo de pilas
pilas de cuadernos,
repletas en hojas
con lógica inentendible,


tengo una caja, gigante llena de cosas,
llena,
de cartones
llena
escritos, dibujados,
tengo un cartón
con hojas de cuaderno
que pegué muy cuidadosametne cuando volví de ver una muestra de guillermo iuso y mi cabeza en orden
fue llamada por toda esa ilegibilidad,
absorta, como una babosa famélica de lo más horrible,,

me acuerdo que amé más que ninguna otra cosa una mesa que tenía,
fea feísima, con unas protuberancias ,
barrocas, engorradas , de gomaeva , mazapán asqueroso, gomaespuma, no sé
tenía escrito alguna boludez autoindulgente, y fascinada,
me imaginé al tipo enroscado
en su delirio un día, ebrio tirado y con un paquete de mazapán o lo que fuere,
a las tres y media de la tarde
habiendo roto la casa y la mesa, escribiendo
llorando por una mina que lo había dejado ahí mismo,
tirado y con el pantalón sin abrochar,
antes de irse sin la llave y pelo perfecto, vestidito y bombacha de nena
con la sola alternativa atisba de pedirla,
pedirla pedirla y nombrar
su bombacha de nena en todos los rincones
de la mesa, de las páginas, de las paredes y en las puertas
dibujar la bombacha en patéticos dibujos de nene,



por supuesto que esto en la galería no iba a estar, esto es una selección, pensaba,
ilusa absoluta de las formas
y con confianza ciega, no quiero saber
ahora,

si es que se tuvo que abrochar el pantalón
para eso, o si ni siquiera era su mesa,
o si ni siquiera eran las tres de la tarde o inclusive estaba sobrio,,

sobre un tablero de arquitecto y compró la mesa
más fea que pudiera encontrar en una feria americana,
y explicándole a su siempre feliz novia de pelo no tan audaz y bombacha que en realidad era negra,
común o rosa,
(o rayada),
que así la iba a poder romper porque total









en mi cartón respuesta, cada una de esas hojas es total y completamente ilegible, no tengo forma de leerla, tengo miedo
de haberme perdido
como única complicidad hacia quien iban dirigidos guiños,
propios
imposibles

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